Tuesday, September 20, 2005 

¿CREER O NO CREER EN LA RENCARNACIÓN?

Quiero compartir con ustedes un artículo que escribir cuando aún era estudiantes universitario. Espero lo disfruten...

¿Creer o no creer?
LA REENCARNACION
Una explicación a la vida y al destino de los hombres

“Estoy seguro de que en verdad se vuelve a vivir de nuevo, de que la vida emerge de la muerte y de que las almas de los muertos están vivas”.

Sócrates

Son varios los conceptos que existen acerca de la reencarnación. En la actualidad, este tema genera muchas controversias y diversas corrientes de opinión entre las personas, incluso, algunos personajes históricos como San Agustín, Cicerón, Voltaire, Víctor Hugo, entre otros, creían en la reencarnación.

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La reencarnación o “Ley de las vidas sucesivas” explica que las almas dejan el cuerpo a causa de la muerte; sin embargo, tienen la posibilidad de regresar al mundo para continuar su proceso de evolución. Este proceso es constante y tiene por finalidad la perfección del alma, la cual no se detiene hasta llegar –según algunos estudiosos del tema- a un nivel máximo de conciencia espiritual.

El famoso misionero del espiritismo Allan Kardec sustenta la ley de la reencarnación o leyes sucesivas a través del siguiente axioma: “nacer, morir, renacer y progresar sin cesar, esta es la ley”. Por otro lado, el Bhagavad-Gita sostiene que “nunca hay nacimiento ni muerte para el alma. Y, una vez que existe, jamás deja de existir. El alma es innaciente, eterna, perpetua, inmortal y primordial. No se le mata cuando se mata el cuerpo”. Asimismo, los filósofos griegos Sócrates y Platón afirmaban que “las almas toman nuevos cuerpos para repetir una y otra vez sus vidas físicas, a fin de desarrollar las facultades de la psiquis y adquirir sabiduría”.

A pesar de no existir una idea precisa sobre la reencarnación, al parecer, hay similitudes en algunos conceptos e interesantes coincidencias, que hacen necesario su análisis para demostrar su veracidad o falsedad. ¿Creer o no creer? Esa es la incógnita.

Génesis de una Creencia

Son muchos los antecedentes culturales, históricos y religiosos que han tratado de explicar la reencarnación. La “Ley de las vidas sucesivas” se sustenta en las más antiguas religiones y civilizaciones que se conocen. Los Egipcios, hace 3000 años, creían que el alma vuelve constantemente a otros cuerpos. Los hindúes explican en los Vedas acerca de la inmortalidad del alma y la vuelta de nuevo a la carne. El Corán, libro sagrado de la religión islámica, sostiene que “Ala nos envía muchas veces hasta que regresemos a él”.

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Pitágoras, famoso matemático griego, afirmaba que “una vida en la carne no es más que una anilla en la larga cadena de la evolución del alma”. Los primeros cristianos también creían en la reencarnación. Hombres como San Clemente de Alejandría, padre de la primitiva iglesia; Filón el Judío, que dirigía la famosa Escuela de Alejandría; y Orígenes, creador de la corriente gnóstica, que se rigió en los primeros tres siglos de la iglesia y que pretendía dar un conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas divinas, profundizaron en el estudio del alma y de las civilizaciones pasadas. Sin embargo, esta creencia de Orígenes llegó a su fin, cuando recibió duras críticas en el Concilio de Constantinopla, a consecuencia de una ley que promulgó el emperador Justiniano I que decía: “todo aquel que sostenga la mística de la idea de la preexistencia del alma y la maravillosa opinión de su regreso, será anatematizado”. Esto produjo que las futuras generaciones de cristianos olvidaran poco a poco la creencia en la reencarnación.

Los Ciclos Reencarnatorios

Cuando el alma llega a la tierra, tiene que cruzar por toda una serie de etapas, para alcanzar la perfección más plena en sus facultades espirituales. Muchas religiones afirman que el alma es inmortal y llega un momento en que alcanza su perfección más plena y absoluta, motivo por el cual deja de reencarnar. De aquí se desprenden algunas interrogantes: ¿Habrá dejado de ser el alma inmortal? ¿En que lugar se encuentra? ¿Es posible que haya sufrido una modificación?. Según Jiva-Skakti Das, miembro de la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krsna en Lima, en el Bhagavad-Gita se señala que “Aquel que abandone este mundo material y alcanza el reino de Dios, nunca más vuelve a nacer aquí”. Sin embargo, afirmo que antes el alma, para alcanzar una perfección absoluta, pasará por diversos cuerpos, en donde tendrá que superar una serie de pruebas y reencarnará las veces que sean necesarias. A este paso de un cuerpo a otro se denomina ciclos reencarnatorios.

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Muchos coinciden en definir a la reencarnación como un proceso constante de aprendizaje del alma, pero ¿qué pasa si ésta reencarna en el cuerpo de una planta o de un animal?. Al respecto, Jiva-Skakti Das comenta que para la conciencia Krsna “nosotros hemos pasado por cuerpos de plantas, animales porque -como se explica en la literatura védica- existe ocho millones cuatrocientas mil especies de vida entre todo tipo de animales, insectos, animales unicelulares, mamíferos, aves, reptiles, etc”. Algunos estudiosos de este tema discrepan en este punto, pues no se puede confundir la Reencarnación con la Metempsicosis, que es la reencarnación en cuerpo de animales y plantas. En ese sentido, afirman que el alma humana, aunque pueda llegar a estados primitivos en su evolución, no adoptará cuerpos de animales y plantas para pagar errores pasados.

Según otros conceptos, todo el proceso de reencarnación empieza en los mundos primitivos, donde la lucha por sobrevivir es la base de la existencia humana. En esta etapa, el hombre no infringe las leyes de la vida y el alma reencarna más seguido para desarrollarse cada vez más. Luego, cuando alcanza un determinado nivel de conocimiento, avanza hacia los mundos de expiación y prueba. Aquí el alma va a pagar errores cometidos en el pasado, a través de constantes pruebas que tendrá que superar. Después de los mundos de expiación, el alma avanza hacia el mundo de regeneración, que son etapas de mundos felices y divinos donde el espíritu va ganando perfección. De esa forma, poco a poco el alma pierde la necesidad de reencarnar, pues supera gran parte de sus errores en busca de la perfección absoluta.

En todo este proceso de cambios y luchas no existe un periodo o tiempo de reencarnación. El alma lo hará cuando lo crea necesario, aunque siempre estará sujeto a un control por parte de la justicia divina que rige el universo y que castiga o premia a las almas por sus acciones pasadas. Esta justicia divina se rige por la Ley del Karma, muy difundida entre las religiones del medio oriente como el brahamanismo y el budismo, en las que se considera que todos los seres vivientes se hallan sometidos a esta ley.

La Ley de Karma y la Reencarnación

Según las religiones mencionadas, la Ley del Karma es la causa de todo y determina las acciones y el destino de las personas. Por ejemplo, grupos regidos por la doctrina teosófica, la cual desprecia la razón y la fe por hallarse siempre sujetas a una fuerza divina que controla sus vidas, admiten que “la reencarnación es una consecuencia de la Ley de Karma para lograr sucesivos perfeccionamientos”.

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Las primeras nociones sobre el Karma se desprenden de la existencia de antiguos textos hindúes como los Upanishads (siglo VIII a.C). Estos textos fueron elaborados por los principales místicos, los cuales pertenecieron a la casta de guerreros Kshatryas. La Ley del Karma explica la causa y el efecto de las cosas y responde a la necesidad de concebir el destino del hombre. La concepción de la Ley del Karma supone la existencia de reencarnaciones sucesivas y adquiere un notable valor moral cuando se le considera como consecuencia de todo lo que el hombre va realizando, es decir, rige su destino y sus acciones.

La ciencia y la Reencarnación

Existe en la actualidad algunos experimentos que sirven para medir científicamente la veracidad de los fenómenos reencarnatorios. Un método utilizado es la Terapia de Vidas Pasadas (TVP), el cual es realizado por psicoanalistas y psiquiatras que, básicamente, utilizan la hipnosis para conocer el pasado de las personas, a través de la memoria del subconsciente. También existen casos que por causa de la anestesia o por golpes y desmayos se activa la memoria del subconsciente y se empieza recordar cosas pasadas.

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Hallazgos científicos interesantes, testimonios y variadas explicaciones religiones sobre la reencarnación nos obliga a estudiarla y conocerla para poder comprobar su existencia. Mientras no tengamos un conocimiento pleno de todas las cosas no podemos decir que el fenómeno de la reencarnación es falso y, por lo tanto, seguirá siendo una gran interrogante. Las investigaciones científicas podrán algún día esclarecer este hecho, esta creencia, que en vez de perjudicar a la raza humana, pueda explicar el origen y el destino de los hombres.

Thursday, September 15, 2005 

HUANCABAMBA: TIERRA DE LOS GUAYACUNDOS

En la nueva Lima, la Lima provinciana, es muy común encontrar a personas oriundas de varias partes del país. Las hay de la región andina, de la selva, del norte y el sur del país. Cada una de estas regiones tiene características típicas que las diferencia de las demás, por eso el Perú es un país megadiverso y es ahí donde encuentra su verdadera riqueza.

En esta ocasión, quiero que viajemos juntos a los departamentos que conforman la costa norte peruana. Aquí se encuentran las ciudades de Trujillo, Chiclayo, Piura y Tumbes, lugares que guardan el recuerdo de grandes civilizaciones como la Moche y Chimú, y donde se encuentran las playas más hermosas del Perú. Sin embargo, el motivo más grande de estas líneas, es que en estas tierras se encuentran zonas muy enigmáticas y misteriosas, donde abundan muchas leyendas y desconocidas tradiciones.

En ese contexto, quiero compartir con ustedes partes del libro “En el Reino de los Guayacundos” del escritor peruano Dimas Arrieta Espinoza. Según opinión del escritor Jorge Coaguila “la obra restituye, por medio de la oralización de la escritura (imitar el habla de los brujos), una cultura cuyas tradiciones continúan vivas en el presente, no obstante las guerras civilizadoras. Arrieta narra desde la perspectiva de los curanderos, no desde los visitantes”. Asimismo, este libro revaloriza y da a conocer la rica cultura que tiene el Perú y es, como lo comenté hace algún tiempo, una muestra del paradigma de ‘cultura diversa’ con la que contamos y que muchos de nosotros no sabemos valorar.

EN LAS TIERRAS MÁGICAS

El pueblo de Huancabamba y la Laguna de las Huaringas son considerados como lugares “sagrados y mágicos” por los peruanos norteños. Huancabamba es muy conocido porque alberga a los más importantes curanderos del país, así como el pueblo de Salas, cerca de Chiclayo. Arrieta nos lleva a un viaje casi mágico a estas tierras piuranas y hace que seamos testigos de esa rica cultura que heredaron de los Guayacundos.

En una parte del libro al autor nos cuenta lo siguiente: “En esos días Huancabamba celebraba fiestas patronales en honor de su máxima patrona, la Virgen del Carmen, con verbenas, quema de castillos, serenatas y comparsas que desfilaban por las calles principales. Los campesinos de los caseríos vecinos bajaban a la Plaza de Armas. Desde nuestro cuarto del hotel, escuchábamos las bandas de músicos que tocaban marineras y tonderos. Provocaba unirse a las parejas de baile que no se perdían ninguna pieza, pero dejamos la alegría de los festejos porque nos seducía el ritual de la noche, el misterio que rodeaba la mesada.” (pp 15)

Asimismo, nos lleva al desconocido mundo de las mesadas de los curanderos: “¿Qué nos diría el maestro? El misterio se desentrañaría a partir de los ocho de la noche. Estaba quieto, era la primera ves que asistía a la mesada de uno de los más afamados huaringueros, herederos de los Guayacundos. De pronto, la voz del maestro irrumpió. Todos estábamos sentados alrededor del santuario, un altar inmenso con imágenes cristianas: la Virgen del Carmen, San Miguel Arcángel, el Señor Cautivo de Ayabaca. Junto con algunas varas chontas de todo grosor y figuras variadas, había piedras rarísimas que representaban a las huacas, inmensas conchas de mar con otras pequeñas donde se chingaba tabaco con aguardiente.” (pp 15)

Este pasaje es muy interesante, pues muestra como la religión cristiana se ha fusionado con la cultura popular. Se aprecia como hay una mezcla interesante de costumbres religiosas con antiguas tradiciones del lugar, las cuales se transmiten de generación en generación.

Sin embargo, no todo es curanderismo. En la narración nos cuentan también sobre la existencia de seres mágicos: “Después de una ardua jornada, dicen que a las seis en punto de la tarde, el pobre Amaro Carrasco se fue a la quebradita a bañarse. Sí, a bañarse en ese peligrosísimo jaguaycito. Cuando ya se había jabonado la espalda y la cabeza, le cayó una piedrita en el cuerpo. –¡Carajo! quién juega así- habría renegado Amaro. Y no le hizo caso. Terminó de bañarse y empezó vestirse. Una vez cambiado, alguien por la espalda le salpicó agua. Al voltearse, vio a la ‘Chununa’, una mujercita chiquita que caminaba con los talones para adelante. El duende sólo medía un metro, era rubia y su caballera le llegaba hasta los pies. Amaro no resistió y se encantó. Perdió el conocimiento y empezó a babear. Botaba espumas blanquísimas y, con fuertes convulsiones, ingresaban otros espíritus. Otras presencias expulsaban a las verdaderas y ocuparon su cuerpo.” (pp 47).

Realmente, en las provincias del Perú, se puede encontrar interesantes historias sobre seres mágicos y misteriosos, las cuales se pueden comparar con las más bellas historias de la mitología griega. El libro de Arrieta nos conduce a un entorno mágico de nuestra cultura. Son costumbres que desde la capital las vemos raras y las juzgamos por desconocimiento, falta de tolerancia y respeto. Algo muy cierto en este mundo es que conocemos sólo una parte del gran misterio de la vida y la naturaleza. Incluso el hombre es incapaz de descifrarse asimismo y no sabe explotar todo su potencial.

Las historias de Huancabamba y las Huaringas son parte de la cultura y tradición peruana que busca ser redescubierta. Nosotros no sabemos valorar lo que tenemos, menos de Lima, la Lima moderna y tecnológica, la ciudad de las oportunidades y que lo sabe de todo. Pero, sin lugar a dudas, al leer sobre todas estas cosas maravillosas, recuerdo la frase del filósofo griego Sócrates: “yo sé que nada sé”.

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